Roncagliolo

Santiago Roncagliolo en Málaga. Aula de Cultura de Sur. Pocas personas (pero muy motivadas) en el salón del hotel Larios. Tres hermanas (dos mellizas) en primera fila. Cuatro señoras, de alrededor de 80 años, muy pintadas y arregladas, llegan tarde, hablan alto, les molesta el aire acondicionado y no parecen enterarse mucho. ¿De qué va esto? De literatura y blogs, especifica Juan Antonio Vigar.

La profesora Guadalupe Fernández Ariza ha corrido hasta llegar al Larios. Estuvo dando oportunos datos de la faceta literaria (enfatizando en la vena poética) de Gabriel García Márquez en el Museo del Patrimonio (Paseo de Reding), tras ser la embajadora de Vargas Llosa en la entrega del Doctorado Honoris Causa.

Fernández cambió de estilo, de autor, pero siguió en literatura hispanoamericana. Su especialidad. Ahora le tocaba presentar a Roncagliolo, treintañero (del 75), peruano, novelista, periodista y guionista. La triple creación. También escribidor de blogs, que no bloguero, para eso está su amigo argentino Hernán Casciari. Roncagliolo practica literatura. Un año de viajes -30 países- que relata en su libro Jet lag, del blog colectivo El boomeran(g) que capitanea el mallorquín Basilio Baltasar, ex director de EL MUNDO/El Día de Baleares.

Roncagliolo no escribirá blogs toda la vida. «Haré cosas distintas», anuncia. Guadalupe no parece muy puesta en las bitácoras, pero admite que sirve para que el escritor «fuerce» la imaginación. También compara Jet lag con los artículos de costumbres de Mariano José de Larra. «Mi intención era publicar un buen libro de artículos periodísticos».

¿Contamina o enriquece a Roncagliolo la escritura del blog? «Los lenguajes son distintos, no creo que cambie mi estilo literario para las novelas». Su blog actual, distinto del de la primera etapa, basado en sus experiencias en la gira de Abril rojo, se centra en la creación. Ficción con elementos reales, repleto de humor surrealista y abundando en el absurdo de los personajes.

Lo que ha aprendido Roncagliolo con su blog:

  1. Hay una intensa relación con los lectores. Ellos opinan. Le alaban. También le insultan.
  2. El periodismo puede ser muchas veces ligero y superficial, pero es fiable. En mi blog (el primer año) no tenía oportunidad de comprobar todos los datos.
  3. Escribía todos los días. En los hoteles y en los aeropuertos. No tenía tiempo para escribir novelas ni otra cosa.
  4. Los textos que tenían menos éxito eran los políticos, aunque yo en principio creía que contarían con más seguidores.
  5. Los lectores esperaban más testimonios personales y experiencias.
  6. En el blog no hay jerarquías. Es muy democrático.
  7. Muchos lectores se han acercado a mis novelas tras leer el blog.
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