5 pensamientos en “¿Quién ganó el debate?

  1. Podía haber estado IU. Y también Ciudadanos. O el partido de Rosa Díez. Por poner, también los andalucistas. O el partido de mi barrio. Creo que está bien que sean Zapatero y Rajoy, los que tienen más posibilidades de gobernar. Los otros partidos podrían ser determinantes para los pactos, pero el resultado final será evidente: o ganará el PSOE o el PP. Nunca otro partido.

  2. Lamento discrepar. Luego el PSOE se quejará, sin razón, de las pinzas. En definitiva, Zapatero no ha sido capaz de ilusionar a los pocos patriotas de izquierda que quedamos. Rajoy en su línea. Dicen que es un pazguato; yo, en cambio, le intuyo cierta brillantez. IU es la tercer fuerza política: lo demás es favorecer el neosagastacanovismo. De eso, precisamente, hablo en la Tribuna del Málaga Hoy. Un abrazo, maestro.

    2TIPOSDEINTERES

  3. AGUSTÍN, AHÍ VAN DATOS SOBRE EL PERIODISMO QUE YO HE VIVIDO. UN SALUDOOO.

    Fdo: Los maniqueos de Galindo.

    La precariedad laboral en el mercado español afecta a un gran número de trabajadores. Sectores como la construcción y el turismo sufren día a día las consecuencias del sistema.

    El mundo del periodismo y de la comunicación en general no es una excepción. Las condiciones de trabajo no son las más adecuadas para desempeñar una labor social –porque eso es el periodismo-, que presta un gran servicio a millones de ciudadanos cada día. La falta de implicación con la empresa y la ausencia de motivación en el trabajo repercute negativamente, no ya solo en la compañía, sino en la profesión en general, lo que genera una mala visión de la sociedad hacia el periodismo.

    La explotación y la humillación permanente que sufren los becarios por parte de los jefes de turno de los distintos medios, va directamente en esa dirección. Por ejemplo, el estatuto de los trabajadores es continuamente vulnerado; los derechos constitucionales son sistemáticamente obviados; y, lo que es más importante, las reglas de la conducta social son inexistentes.

    Las alternativas a estas cuestiones, no obstante, son complicadas. Una primera medida, mínima, sería la equiparación salarial con el mínimo interprofesional; una medida simplemente digna, aunque, a todas luces, insuficiente.

    Otra propuesta, muy importante, consistiría en la ponderación de los beneficios de la empresa: si un periódico se nutre de noticias, y esas noticias las hacen los periodistas, deberían éstos cobrar conforme a la calidad de las noticias que publiquen.

    También sería juicioso facilitar la conciliación de la vida laboral con la familiar. Los periodistas son trabajadores, no esclavos, y disponen del derecho a disfrutar de una vida alejada de las redacciones.

    Desconozco si todo esto es posible, o si lo será en un futuro, pero, desde luego, debemos luchar por ello. Y no precisamente los becarios, que carecen de una estabilidad laboral, deben comenzar esa lucha.

  4. La precariedad laboral, el intrusismo, el paro, la baja remuneración, la falta de códigos éticos y la incompatibilidad con la vida familiar son los principales problemas de los algo más de 25.000 periodistas españoles, según los datos del segundo Informe Anual del sector presentado por la Asociación de la Prensa de Madrid (APM). Los profesionales que han participado en el estudio se quejan, además, de la mala imagen social de los informadores.

    El estudio se basa en una encuesta de 33 preguntas realizada entre 401 periodistas en activo pertenecientes a la Federación de Asociaciones de Prensa de España (FAPE). El presidente de la APM, Fernando González Urbaneja, se ha mostrado sorprendido de que la limitación de la libertad de expresión no aparezca entre los principales problemas denunciados por los periodistas. La inquietud por este asunto queda relegada al octavo lugar del ‘ránking’. A pesar de ello, Urbaneja se ha comprometido a dar respuesta tanto a la precariedad laboral como a este asunto y ha lamentado que «la profesión se ha deteriorado».

    Del sondeo entre profesionales, dirigido por Pedro Farias Batlle, se desprende además una crítica a la falta de promoción, la inseguridad profesional, la escasa organización y la deficiente formación y preparación de los profesionales.

    Además, un 79% de los encuestados considera que la imagen de la profesión es regular, mala o muy mala y, por tanto, la mayoría considera necesario defenderla denunciando las actividades que la perjudican. En cualquier caso, ninguno de los encuestados cambiaría de sector -aunque sí de empresa-, pese a que la mayoría ha reconocido un bajo grado de independencia a la hora de realizar su trabajo.

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