Sexo, masturbaciones y cintas de audio

Si escribes la palabra sexo en el titular ya sabes que tendrás un post muy leído. Ayer, en El Confidencial, arrasó una información sobre cómo las mujeres casadas se masturban más que las solteras. ¿Sexo sin amor? Se pregunta la autora, Rebeca Royo: «¿Se creerán los hombres que las mujeres sólo hacen el amor y no practican sexo?».

Y en el blog de Arcadi Espada sigue, muy caliente, el asunto de la muerte del pequeño saltamontes David Carradine, Kung-fu, vamos. Carmen Rigalt escribió un artículo: «El orgasmazo» y Espada entró al trapo. Hoy ha vuelto a la autosatisfacción y dice: «No sólo las mujeres están generalmente incapacitadas para el accidente masturbatorio… en vivo».

Esta tarde, mientras escribía de Davis (la Copa) y de turismo, he enchufado el 107.0 de la FM. Ahí estaba la tertulia política Síntesis. Hablarían los amigos José María de Loma y Carlos Pérez Ariza de política, urbanismo, actualidad ciudadana. Lo de todos los miércoles. Con ironía de acento venezolano del profesor Carlos y buen análisis, ponderado, pero también mojándose, de Loma.

Pues bueno, de repente, escucho hablar de masturbaciones, eyaculaciones… Dejo de aporrear el teclado Logitech y estoy atento a Loma. Resulta que recomienda fornicar al uso tradicional, no con el método Carradine, ya sabéis y si no, lo explico: en un armario, aguantando la respiración y luego surge, como si fuera un brote verde de la Salgado, una eyaculación muy placentera. «Dicen que te mueres de gusto», apunta, sin experiencia personal, P. Ariza.

Esa masturbación se trata en realidad de una eyaculación asistida, letal. Y de una secta. «Desde aquí recomendamos a la audiencia el método tradicional», anima Loma. A Carlos se le ocurre un chiste obsceno, pero no lo suelta. Comunican, vía telefónica, con Javier García Recio, periodista veterano que sigue levantando exclusivas municipales, tecleando desde su Mac de La Opinión de Málaga. «¡Qué discusiones más extrañas a estas horas!».

García Recio no opina de las masturbaciones peligrosas, abunai (dirían los japoneses) Carradine, pero el compañero viene sofocao, como si le faltase la respiración. No para de jadear, como si se hubiera corrido 200 metros lisos (o con obstáculos) para atender el móvil.

Pongo el título y remato: Sexo, masturbaciones y cintas de audio.

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