Los periódicos

En este homenaje de los miércoles a Umbral destaca una frase al principio del artículo: «El periodismo es un bello género literario que necesita sangre». ¿Es así? ¿Todo periodismo tiene que ser una versión del desaparecido El Caso, el periódico de sucesos?

Recorrido por los diarios de finales de los noventa. El 16, el periódico del guarismo, como decía Víctor Márquez Reviriego. Diario 16 (¡ay!) aún (mal) vivía: «El último mohicano, el último de Filipinas».

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LOS PLACERES Y LOS DÍAS

Los periódicos

FRANCISCO UMBRAL

EL MUNDO; 10-11-1998

La actual movida de la prensa en Madrid o prensa nacional se debe a tres estímulos: que ya no hay GAL, que ya no hay Felipe González y que ya no hay ETA. El periodismo es un bello género literario que necesita sangre.

El GAL vendía mucho, porque era como una película de malos, pero el papel está caro y la gente se informa por la tele, que no informa nada ninguna, con lo que seguimos impermeables a la información, tomando el solecillo de otoño, que es la manera más alta de ser español. Por eso las empresas quieren tener un periódico y una tele (más una radio para las marujas y los taxistas).
Con el circuito completo se vende la misma información tres veces y eso ya compensa.

El País, periódico amigo de Felipe González, ha dejado las cosas en ese punto: amigos de Felipe González. Con él hasta Guadalajara, pero ni un paso más. Lo cual que los lectores han comprendido que, entre un hombre y un periódico, siempre gana el periódico. El ABC acusa todavía el hueco de Anson, pero presenta un equipo en forma para sostenerse en la Liga. Ussía y Campmany en el ataque. Mingote en los medios, dando veteranía y sirviendo cuero a los extremos. La tercerita de Pérez-Ferrero, que así la llamaba, prestigiosa como una saleta isabelina, e ilustrada como todo un siglo XIX.

Aquí EL MUNDO ha demostrado que no necesita vender en los vientres de Madrid héroes del GAL para agotar papel, porque España es inagotable en héroes y ahora vendemos los copyright de Cristóbal Colón, Javi Rosa y Carmen Posadas, de quien nuestro sabio Sanz Villanueva dice que ha escrito «una novela trivial». Toma ya.

Diario 16, aguanta como el último de Filipinas cruzado de último mohicano, y eso siempre es hermoso. La Razón de Anson ha encontrado una guerra civil ya montada, y eso sí que vende papel: me refiero a la tregua ETA. Anson enumera con su rotundidad acostumbrada (para lo cierto y para lo incierto), las cláusulas negras de ETA, que el presidente Aznar parece ir acatando una por una, como pelota de pádel que no se sabe si devuelve o echa fuera. Aznar, que estuvo a punto de sufrir las hostias de ETA, ahora las comulga. O hace como que. Uno de los recursos de Anson consiste en salir pegando gritos cuando acude a un pacto de silencio. No sé si es malo o bueno para la tregua, pero vende periódicos. Allí donde los demás levantan una hipótesis, Anson levanta una torre almenada y empieza la ballestería. Es su manera de hacer periodismo.

Fracasados y lacios los juguetes y suplementos dominicales, con los que ya nadie juega el domingo por la tarde, vivimos del asteroide Pinochet, que lleva dentro un viejo y un español, como la nave espacial, que ya tampoco inerva a las hordas del milenio. Va a ser éste un milenio muy tranquilo, de ésos de comer el turrón en casa. En el otro milenio nació el castellano. En éste va a nacer el bable.

Lo viejo sigue viniendo de la Edad Media: nacionalismos, tiranos centenarios. La vanguardia siguen siendo los griegos: democracia, grandes sofistas (Gustavo Bueno), diálogo ático. El periodismo es diálogo ático. El periodismo de Atenas fue oral y se llamaba Sócrates. Ahora también a nosotros, periodistas, nos quieren dar la cicuta.

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